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viernes, 6 de junio de 2014
Cronica de un fraude: Brasil 2014
Los aficionados que viajarán a Brasil por el Mundial de Futbol no son los únicos que deberían preocuparse por el aumento en las protestas, sino también los jugadores, dice el académico que investiga a los principales grupos de protesta de Brasil, el profesor Rafael Alcadipani.
Aunque millones de personas salieron a las calles para protestar por las injusticias sociales durante la Copa Confederaciones de 2013, se espera que las inconformidades contra el campeonato que se celebrará este mes sean más numerosas y más violentas.
Aunque la gran mayoría de la gente se manifestará de forma pacífica, un elemento radical tendrá representación en un grupo al que llamanBloque Negro.
Sus miembros se cubren usualmente el rostro con pasamontañas o pañoletas y su comportamiento —que a menudo consiste en romper ventanas, dañar edificios y provocar incendios— se ha vuelto común durante las protestas.
"El Bloque Negro se compone de jóvenes de clase media baja que suelen tener una ideología anarquista, pero están más preocupados por los problemas de Brasil tales como la mala calidad de la educación y la salud pública", dijo a CNN Rafael Alcadipani.
"Su principal objetivo durante el Mundial será causar problemas y protestarán fuertemente. Creo que irán tras de los autobuses y los hoteles de las delegaciones".
En una publicación que se hizo en Facebook en febrero, llamada Black Block Brasil, se enlistan los hoteles en los que los equipos se hospedarán durante el Mundial, que empieza el 12 de junio y termina en julio.
Al igual que muchos brasileños, el Bloque Negro afirma que los 11,000 millones de dólares (unos 143,000 millones de pesos) que se gastarán en el principal evento futbolístico podrían destinarse a mejorar sectores sociales como los servicios de salud, la educación y la vivienda.
Aunque murieron seis personas durante las protestas de la Copa Confederaciones (que empezó con una protesta por el aumento a la tarifa del transporte público en Sao Paulo y se volvió un movimiento nacional contra la corrupción y el mal gobierno), se consideró que en general fueron pacíficas.
Las expectativas para el mes próximo son muy distintas.
"Para el Bloque Negro, las grandes manifestaciones de junio de 2013 no generaron respuestas políticas, así que la vía de las manifestaciones no violentas ha llegado a su fin", dice la profesora Esther Solano, quien trabaja en la Universidad Federal de Sao Paulo.
Tanto Solano como Alcadipani —quien trabaja para una institución de educación superior llamada Fundación Getulio Vargas— han asistido a las manifestaciones desde hace un año para hablar con los miembros del Bloque Negro.
CNN se acercó a algunos Bloques Negros por medio de Alcadipani en marzo, pero nos rechazaron con los argumentos de que querían "que hubiera sorpresas en el Mundial" y no querían "dar publicidad a sus actos".
Aunque a menudo se considera que el Bloque Negro es un grupo, los anarquistas dicen que el término se refiere a una táctica que se usa en las protestas en la que los individuos con ideologías similares se visten de una forma determinada.
"El estilo del bloque negro cambia de acto en acto, pero los objetivos principales son crear solidaridad ante un Estado-policía represor y hacer una crítica anarquista de aquello contra lo que se protesta ese día", según el sitio web infoshop.org, que se autodefine como un recurso de noticias en línea, opinión e información sobre el anarquismo.
Ahora se protesta contra lo mismo que el año pasado: los males de Brasil que aún no se resuelven, como lo reconoció el secretario general de la FIFA, Jerome Valcke.
En contraste, su jefe —Joseph Blatter— sostiene que el Mundial tiene el poder de acallar las protestas y opinó en abril que "el futbol es más fuerte que cualquiera, que cualquiera y que cualquier otro movimiento que haya en el mundo", lo que demuestra arrogancia o ingenuidad en el peor de los casos.
Después de todo, la sociedad brasileña nunca tendrá una plataforma mejor para ventilar sus quejas.
"Los Bloques Negros quieren llamar la atención de los medios internacionales porque quieren compartir su indignación, frustración e ira", explicó Solano.
"Quieren que el mundo cambie de opinión respecto de Brasil. Para ellos, Brasil no es el país del futbol, la samba y el carnaval, sino un país con muchos problemas y dificultades sociales que es necesario cambiar".
"Lo que quieren es llamar a un debate (sobre el futuro de Brasil). Para ellos, la violencia simbólica es una forma legítima de acción política".
Su argumento es que si al gobierno no le importa el pueblo ni pone atención a su indignación y su frustración, entonces la única forma de provocar un debate es la radicalización o la violencia".
Los Bloques Negros provocaron la indignación generalizada cuando un camarógrafo murió durante una protesta en Rio de Janeiro en febrero; se culpó a los Bloques Negros de su muerte, con o sin razón.
"No sabemos si los dos jóvenes a los que arrestaron saben siquiera lo que es un bloque negro o si solo se unieron a la protesta con su propia idea de violencia", dijo Solano. "Pero para el público, el Bloque Negrocomo un todo fue culpable de la tragedia".
Tampoco hay indicios de que el gobierno se haya acercado a estos brasileños desilusionados, medida que, de acuerdo con ambos académicos, podría reducir enormemente la amenaza de las protestas violentas durante el Mundial.
"El gobierno debería tratar de acercarse y negociar con estas personas, pero hasta ahora han recurrido a la represión", dijo Alcadipani. "Lo difícil es tratar de hablar con estos jóvenes".
"La habilidad que los Bloques Negros tienen para provocar daños graves no es realmente tan grande, pero el punto es que algunas de sus manifestaciones alcanzan niveles elevados de tensión con la policía militar", explicó Solano.
"Si queremos minimizar el riesgo, tenemos que empezar con la mediación y la negociación, especialmente porque los Bloques Negrosson un fenómeno muy reducido en cuanto a números. Estamos hablando de docenas de personas en Sao Paulo, que no es nada para una ciudad de ese tamaño".
Solano cree que parte del problema es que la policía está aprendiendo a lidiar con esa clase de situaciones, mientras que los políticos evaden el asunto, temerosos de comprometer su oportunidad en las elecciones de octubre si hablan.
'Cronica de una catastrofe'
Por su parte, el estadio que acogerá el partido inaugural del torneo el próximo 12 de junio, el Arena Corinthians de Sao Paulo, tampoco está terminado y sólo se espera su entrega hasta el próximo 15 de abril, con muy poco margen hasta el inicio de la competición.
Aún así, la empresa constructora asegura que lo podría tener concluido en la segunda quincena de marzo, para que pueda ser usado para un primer partido de prueba el 5 de abril.
También está en fase final el Arena Pantanal, de la ciudad de Cuiabá, sobre el que surgieron dudas este final de semana cuando versiones de prensa indicaron que un incendio ocurrido el pasado mes de octubre había provocado daños estructurales que podrían alargar mucho más las obras.
Las informaciones fueron negadas hoy en un comunicado difundido por la gobernación del estado de Mato Grosso, responsable de la construcción del estadio y para quien, con el 95 % de las obras concluidas, la previsión es que el estadio se entregue en marzo.
Tampoco está listo el Arena Amazonía, de la ciudad de Manaos y cuya inauguración ha sido aplazada ya en tres ocasiones. La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, visitó el viernes las obras, que están concluidas en un 97%, y aseguró que no sabe si volverá para su inauguración definitiva.
El Beira-Rio, en Porto Alegre, es el quinto estadio supuestamente aún en obras, aunque el domingo ya fue palco de un partido de prueba y se prevé que sea inaugurado en breve.
Los primeros seis estadios fueron inaugurados entre finales de 2012 y los primeros meses de 2013, ya que sirvieron de sede a la Copa Confederaciones: el Maracaná de Río de Janeiro, el Nacional de Brasilia, el Mineirao de Belo Horizonte, el Fonte Nova de Salvador, la Arena Pernambuco de Recife y el Castelao de Fortaleza.
A estos seis se sumó en enero la Arena de las Dunas, de Natal.
Hoy quedan 112 días para que empiece a rodar por primera vez el Brazuca y las prisas de última hora se hacen evidentes: "Es la primera vez que un país tiene tanto tiempo para organizar un Mundial y va con retraso", aseguró la semana pasada el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, en una entrevista.
Brasil fue elegido como sede del Mundial en 2007, hace ya siete años, en una decisión que el entonces presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, auguró como un futuro "legado de mejoría en las condiciones de vida del pueblo brasileño".
Algunos de los proyectos de infraestructura que Brasil planeaba para el Mundial, como el tren de alta velocidad entre Río de Janeiro y Sao Paulo, se han ido quedando por el camino y, de momento, no tienen fecha ni plazos previstos de construcción.
Además, el valor de las obras de construcción o reforma de los 12 estadios ha aumentado en un 45% respecto a lo previsto en 2010, y ha pasado de los 5.500 millones de reales (unos 2.300 millones de dólares) presupuestados en 2010 a los cerca de 8.000 millones de reales (unos 3.350 millones de dólares) gastados hasta ahora.
A todo ello se suman numerosas protestas llevadas a cabo en los últimos meses en las principales ciudades de Brasil, en las que se reclama prioridad en la inversión en servicios públicos al grito de "FIFA go home" (FIFA vete a casa). Esto se puede ver con claridad en una encuesta divulgada hace días, en la que poco más de la mitad de los brasileños expresó que rechazaría la candidatura de Brasil a ser sede del Mundial de fútbol en caso de que se les planteara esa posibilidad en este momento.
Las protestas del año pasado tomaron por sorpresa tanto a la FIFA como a las autoridades brasileñas, lo que provocó que la policía brasileña se sometiera a un entrenamiento intenso con la asistencia de los franceses en Rio y del FBI en velo horizonte.
Con el despliegue de 57,000 elementos de las fuerzas armadas específicamente para el Mundial, Brasil estará mejor preparado para lidiar con una variedad de manifestantes, algunos de los cuales repelen la estrategia agresiva de los Bloques Negros.
"La gente tenía miedo de salir a la calle durante las protestas de 2013, pero 2014 será un escenario distinto", dijo Solano a CNN.
"Varios movimientos sociales se preparan para protestar contra el Mundial y estarán codo a codo con los Bloques Negros".
En abril, una televisora local preguntó al técnico de la selección brasileña, Luiz Felipe Scolari, si las polémicas manifestaciones podrían afectar las probabilidades de ganar el Mundial.
"Podrían… mucho", respondió con su clásico estilo directo.
Parece muy irónico que un país al que se considera el hogar espiritual del futbol, que ha dado al mundo algunos de los mejores jugadores, que tiene una cantidad récord de títulos mundiales y al que también se considera un país amante de la fiesta, amistoso y hospitalario, pueda estar a punto de anotarse un autogol crucial.
Pero con tantos problemas, la acción que transcurra en los estadios de Brasil 2014 podría no ser rival para el drama que podría desarrollarse en el exterior.
A pesar de todos estos datos y estas dificultades, el 12 de junio de 2014 todo Brasil disfrutará a lo grande la primera Copa del Mundo sudamericana en 36 años.
Por Alfonso Diaz Navarro
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